En Pai, el pueblito Hippie por excelencia en el norte de tailandia, nos relajamos en las hamacas paraguayas, nos bañamos en la pileta del hotel que gozaba una maravillosa vista a las montañas y a un campo de arroz, y paseamos en moto por los alrededores mientras que por las noches nos deleitábamos con las banditas locales que tocaban música de estilo hindú y demás músicas extrañas. Parimos en el tren nocturnos que nos dejaría en BAngkok para que el destino decidiera por si mismo que nos vendríamos a Ko Samet, una isla de 5 kilómetros a 4 horas de la capital...
Y muchos se preguntarán ahora cuando me vuelvo!!!?? y esa pregunta ya tiene respuesta dado que hace unos cuantos días decidimos que nuestros cuerpos habían gozado lo suficiente de estas tierras y que ya estaban preparados y lo suficientemente cansados para emprender la vuelta, por lo que el 21 estaremos volando desde bangkok para madrid. Decidimos entonces, pasar nuestros últimos días en la playita y con el adormecedor ruido del mar, y relajar nuestros rostros con los últimos soles asiáticos, una movida nocturna bastante interesante adecuada para agitar un poco el esqueleto y sin mucho mas que contar que un horizonte que se pierde en el mar y una calma interior redundante....
Y así se acerca a su fin este viaje, estos 4 meses de emociones, sabores y sentidos. Se acerca a su fin y hoy quiero agradecer a quienes siguieron y compartieron de cerca esta maravillosa aventura.
Y dejo este sudeste asiático...que tan amablemente me abrió sus puertas a un mundo oriental de códigos y costumbres distintas, que exploro con delicia y que llenan mi espíritu de sensaciones frescas, nuevas y simples.
Hoy cierro este viaje que recorrió no solo el exterior de estos remotos pagos sino también el interior de mi esencia y que me recordó el placer de volver a reencontrarme una y otra vez para poder descubrirme a su vez ...una y otra vez.
Y vuelvo a una casa que no tiene techo ni suelo, a una casa que no tiene dueño ni me adueña. Vuelvo para poder siempre partir hasta encontrar ese rincón del mundo que me muestre sus definitivos huesos.
Y me amoldo y me remodelo sobre un camino donde los pasos se pierden en el rastro dejando huellas profundas y recuerdos inolvidables.
Hoy cierro este viaje, simplemente para abrir el corazón, el alma y la mente a muchos otros mas....
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